martes, 29 de mayo de 2012

La novela sobre Pablo Escobar Gaviria

In(necesaria) apología del delito. Muchos vimos anoche el primer capítulo que la multinacional del lavado de cerebros (Caracol-Prisa) produjo para lucrarse con el viejo negocio de vender series sobre mafiosos. En esta ocasión pudimos ver al niño que ninguno quería ver, a Pablito Escobar Gaviria dialogando como Jesús con María Magdalena. Y claro que todos tenemos familia, pero bien saben los publicistas y los manipuladores de la imagen que un criminal visto como niño no produce más que ternura, así sea para iniciar una serie que luego salpicará de sangre las pantallas. Según los cortos, la serie promete estar plagada de la más cruda acción, que ojalá se acerque a los hechos. De todas maneras guardamos mucha prevención porque en Colombia todavía las grandes industrias culturales no recurren al trabajo de los historiadores profesionales para desarrollar un proyecto de estos. Si bien la serie está basado en un libro que recopiló fuentes y realizó entrevistas, no es más que un libro meramente descriptivo de los hechos, donde no hay análisis profundo (moral, político, económico y social). Hace poco tuvimos la amarga experiencia de la Pola, esa novela en la que Sergio Cabrera no hizo más que tergiversar los hechos en procura de vender más. Confiamos, un poco (muy poquito), que en esta ocasión Juan Uribe Pachón, sobrina política de Luis Carlos Galán Sarmiento, logre para bien de su familia y de la memoria histórica, dirigir un proyecto que por tratarse de relatar hechos recientes implica un grado mayor de esfuerzo y complejidad. Para todos aquellos que vivimos algunos de los hechos es muy importante que veamos la serie para poderla confrontar con nuestra propia experiencia, pues sería muy triste que las más tiernas generaciones se queden con una idea deformada de la Historia. En este momento siento con gran emoción la necesidad de decir que a Colombia le falta una serie de televisión histórica, como la que dirigió el escritor Carlos Fuentes, aquella que en varios capítulos le explicaba a los mexicanos los mitos de sus orígenes prehispánicos, pasando por las diferentes revoluciones y llegando hasta un momento culmen, aquel que hizo de esta nación el adalid de la cultura y la economía a mediados de los años 80 del siglo pasado. Vamos a ver esta noche qué pasa, para seguir comentando. RR